CHAVEZ Y LA IZQUIERDA INSURRECTA ANTES DEL 4F
Juan Carlos Parisca Pereza.
A lo largo de los 14 años que van
desde 1978 hasta el 4 de febrero de 1992, el Comandante Chávez desplegó
una intensa actividad conspirativa en la que mantuvo frecuentes
contactos con quienes venían luchando por el cambio revolucionario.
Particular importancia tuvo el contacto con quienes se mantenían desde
los años 60 en la lucha armada a través de las Fuerzas Armadas de
Liberación Nacional (FALN). Para 1978 las FALN habían atravesado una
grave crisis. La dirección del Partido Comunista de Venezuela, principal
grupo participante en la lucha armada, estaba fuertemente influenciada
por la política "eurocentrista" de la Unión Soviética. Los golpes
recibidos fueron mellando su voluntad de lucha y desde 1965 había
adoptado la línea de la "Paz Democrática", también llamada
eufemísticamente "El Repliegue" o "la pacificación". Habían quedado
haciendo la guerra quienes no aceptaban abandonar la lucha, encabezados
por Douglas Bravo y su partido, el PRV. Para 1978 Adán, hermano mayor
del Comandante, es profesor de la Universidad de Los Andes. Conoce allí a
los dirigentes del PRV en Mérida, y se hace militante de ese partido.
La dirección del PRV se interesa en conocer a su hermano, militar y
conspirador activo. El PRV organiza una entrevista de Douglas con Hugo
Rafael, entonces muy joven. Tiene apenas 24 años y grado de
teniente. Douglas, Adán y Nelson Sánchez "Harold", operador del PRV para
el trabajo con los militares, viajan a Maracay para entrevistarse con
Chávez en una casa conspirativa del PRV. Le presentan un plan político
para una insurrección que Douglas llama "cívico-militar-religiosa" y que
expone con abundantes citas de Bolívar, Robinson y Zamora, el estilo de
"El Árbol de las Tres Raíces". A Chávez le gusta. Allí se inicia un
contacto continuo por varios años. Por iniciativa del propio Douglas es
designado miembro del Comité Central. Chávez evita incorporar a su gente
a los compromisos con el PRV. En las Fuerzas Armadas había un fuerte
rechazo a los comunistas. Hay que recordar que todavía estaba fresca la
memoria de la guerrilla y que tenían una fuerte influencia de la
Embajada de Estados Unidos. Ya para 1978 el PRV se había venido
acogiendo a la pacificación y buscaba resquicios legales para operar
políticamente. Chávez no suelta prenda. Mantiene en reserva a su gente.
Apenas incorpora a la relación política con el PRV unos pocos oficiales
de su más estrecha confianza, lo que le concita la desconfianza del
mismo Douglas, con quien tiene una última reunión en 1991. Su gente, sin
embargo, mantiene el contacto hasta el propio cuatro de febrero. El
mismo año de 1978 Chávez conoce a Alfredo Maneiro, fundador de La Causa
R. Maneiro creía en una insurrección encabezada por los trabajadores,
como vanguardia de un gran frente que provocaría una crisis
revolucionaria, conjuntamente con sectores urbanos e intelectuales. El
contacto con Chávez impresiona favorablemente a Maneiro, quien lo
considera el elemento que le faltaba a su frente: El militar, la cuarta
pata de la mesa, le dice. Las otras tres eran los trabajadores, los
campesinos y los intelectuales. Siguen contactos posteriores con La
Causa R, pero no con el propio Maneiro, quien fallece súbitamente el 24
de octubre de 1982, dejando un gran vacío en la vanguardia
revolucionaria. Alí Rodríguez Araque, quien venía de la Juventud
Comunista y de las guerrillas, era dirigente del PRV, partido del que se
había separado en 1979. Ocupado prioritariamente por la cuestión
petrolera, forma Tendencia Revolucionaria y se vincula con la Liga
Socialista para hacer vida legal y luego con La Causa R, que había
fundado Alfredo Maneiro. Es diputado por dos períodos seguidos, primero
como suplente de David Nieves, y luego por La Causa R. Conoce a Chávez
en 1988. Se crea un puente político que se manifiesta por una plena
coincidencia, lo que no deja de crearle problemas con una parte de la
dirección de La Causa R. El acuerdo llega hasta el mismo cuatro de
febrero. Ese mismo día viene a verme un gran amigo, antiguo compañero de
la montaña. Me cuenta de la conspiración. Se había enterado por sus
contactos con Kléber Ramírez y Diego Salazar, antiguos compañeros de la
Juventud Comunista. Sabía que había algo, pero no que el golpe era esa
misma noche. La relación entre el Comandante y los revolucionarios de
los años sesenta abona nuestra tesis de que nunca hubo tal derrota.
Chávez continuó la lucha. Nunca se replegó, a pesar de que fue testigo
de la línea de la Paz Democrática, auspiciada por quienes fueron los
verdaderos derrotados. Estas notas están basadas en los escritos de
Alberto Garrido, Germán Sánchez Otero y Alí Rodríguez Araque, todos
ampliamente conocedores y brillantes expositores del tema. Las premisas y
conclusiones, sin embargo, son absolutamente mías.