La cultura militar
socialista
Enrique Prieto Silva
Martes, 25 de agosto de 2015
El concepto de cultura lo manejaremos con el significado más idóneo y precario que se nos ocurre. Así decimos, que la
agricultura es el cultivo del campo, o la cunicultura el cultivo del conejo;
esto referido al sujeto cultivado. Pero cuando nos referimos al ser humano
queremos cambiar la connotación del verbo para definir a la cultura, no como el
cultivo del hombre, sino el modelo de sociedad o el hacer de una sociedad; pero
de cualquier forma, un hombre culto es un hombre cultivado. Sin embargo, no
podemos cerrar el criterio con el simple enunciado de que la cultura es parte
del quehacer de un pueblo, porque así como lo vemos en el cultivo de plantas y
animales, también el hombre se cultiva en diferentes áreas del quehacer y del
pensar; siendo aquí, donde encontramos la cultura militar o del militar. La que
a su vez podemos ubicar en tiempo y en espacio, para abarcar estadios del
quehacer y del pensar, a fin de compatibilizar la cultura de la sociedad y la
de sus integrantes sociales, por lo que uno de ellos es el sector militar.
Cabe entender, que el concepto militar
hoy día es muy preciso. Pudiéramos decir, que muy legal y legalizado. En
Venezuela, es creado constitucionalmente y regulado por la misma constitución y
por su ley específica, que a su vez es constitucional y a nadie le es dado
complementarlo, regularlo y mucho menos extinguirlo, toda vez que se le
establece como órgano constituido, estableciéndose como una ficción jurídica,
parecida o similar a otras organizaciones,
pero nunca igual, ya que en lo intrínseco tendrá un fin totalmente
diferente, tanto como son los fines del Estado que lo crea. Quisiéramos
entonces de hablar de una cultura militar, ordenada y regida por una
legislación derivada del concepto constitucional, pero no es así hoy; cuando se
le ha colocado como el pivote de un llamado socialismo, que a más de vergüenza
da risa.
Ocupó centimetrajes en la prensa el
discurso del coronel Raga, quien como el sonero que rompe el cuero del tambor,
reclama a sus congéneres el haberse desviado de la línea socialista para
afiliarse en la corrupción; e insiste, en que él es socialista convencido, como
lo declaró el “comandante eterno” y no quiere continuar en la lucha por otra
vía. Obviamente, este coronel Raga, no solo equivocó su rol, sino que perdió el
rumbo de su carrera, como lo perdió el esperpento insepulto, que creyéndose “salvador”,
nos hundió hasta la coronilla. Su
slogan: “el hombre nuevo”. Ese que vemos en la frontera con maquina
derribando casas, mientras que otros escalan los puentes para “coronar” y los
más duermen apacibles su desesperanza y se afligen. Sin dudas, la cultura
militar ha cambiado de rumbo; es otra. Es triste decirlo, pero el cultivo del hombre
y la mujer de uniformes no saben para que existen. Hablar de socialismo, como
la carta escondida, es la mejor demostración del equívoco generacional, cuya
cultura se perdió. Dice Raga: “no se puede ser un mono que aplauda cada
discurso” y cuando lo seguimos en su discurso captamos con desesperanza un
contra porvenir, “¿Cómo un coronel sale 20 veces para Estados Unidos?”. “¿Por
qué Barroso es ahora general?”. “Carlos Barroso pareciera que fuera ministro de
Uruguay”. “La solución no es votar por el contrario que es peor”. ¡No, no hay
dudas, se perdió esta generación militar!; y ojalá no hablemos de cultura,
porque si así piensa un militar de esta generación, tenemos que remitirnos a lo
que hablamos del cultivo. Es preferible eliminar la cosecha que pensar que la
“revolución” ha logrado el hombre nuevo, porque pareciera preferible regresar
al homo sapiens, que cultivar este militar “socialista”. Por fortuna. Los
hombres pasan y las instituciones siguen existiendo, mientras persistan los
fines que indujeron a crearla. Malo sería, que persistieran los hombres
confundidos capaces de violar las reglas, siguiendo a un demente engreído y
petulante, quien creyendo hacer patria perdió el país.
@Enriqueprietos
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