viernes, 7 de agosto de 2015

CAZADORES DE GUERRILLAS. EL FUSIL Y LA PLUMA

'BLOG EL FUSIL Y LA PLUMA" de Herard von, investigador de los conflictos regionales, desde la última mitad del siglo XX, quien hace una referencia histórica sobre el asesoramiento de militares de  Venezuela, para la creación de Batallones de Cazadores en El Salvador. Su trabajo de titula: "Cazadores de Guerrillas"


http://herard-elfusilylapluma.blogspot.com/2011/10/cazadores-de-guerrillas-i.html


BRIGADA 31. TESTIMONIO DE JUAN CARLOS PARISCA

http://jcparisca.com.ve/?page_id=2109
Testimonio de Juan Carlos Parisca, sobre la noticia de la muerte de Argimiro Gabaldon (Carache) y el ataque a Villanueva

VILLANUEVA

Me voy adelante con Castaño. Espartaco me espera en Santa Marta, casa de José Rodríguez, campesino comunista, baluarte de la guerrilla de Fabricio Ojeda en la zona. Me entrega toda la información que ha recogido desde tiempo atrás.
En noviembre recibimos la orden de concentrarnos en la zona de Marilonza. Vamos a operar con la Brigada 31 completa. Aníbal me encarga el plan táctico para la toma de un pueblito cercano, Villanueva, en la orilla del río Portuguesa.
En Villanueva hay un comando de la Digepol con cinco o seis hombres. En la entrada del pueblo está una alcabala con dos hombres. Todos están bien armados. En el comando opera un radio trasmisor.
Quiero acercarme de noche para entrar al pueblo y recorrerlo. No me lo aprueban. Se lo considera muy peligroso. Mientras llega el día de la operación nos concentraremos en una roza en las cabeceras de la Hacienda Peña Blanca, de Don Antonio Cadenas. Un viejo amigo de Carache, que siempre lo había recibido en su casa y lo atendía muy bien.
Mando a levantar al menos un croquis del pueblo para diseñar la forma de entrarle. Hay que cumplir dos tareas primeramente, controlar la alcabala y tomar el comando. La hora de la operación debería ser a las seis de la mañana, cuando los policías todavía están durmiendo.
A principios de diciembre llega el Comando de la Brigada, con Carlos Luís Hernández, recién incorporado, quién será el jefe de la operación. Después de la operación Carlos Luis asumirá la jefatura de la Brigada, pues Carache quiere que Aníbal se incorpore al Comando del Frente a tiempo completo y ande con él.
El plan es largamente discutido en el comando formado por Aníbal, González, Espartaco, Carlos Luís y yo. Una vez aprobado escribo las instrucciones para el jefe de cada grupo.
Al mismo tiempo vienen llegando los tres destacamentos de la Brigada. El Sandalio Linares con Elías a la cabeza.
Con él vienen José Luis, El Pelón, Humberto, el Primo, Winston Briceño, Alfonso, Ruyío (ex policía bancario), Raúl (hijo de Teófilo Quintero, viejo comunista de la Zona Roja), Macario, Martiniano y Carlitos. Con el Destacamento Tigres de Miracuy, Pavel quién ha asumido la jefatura, ya que Pedro Calagía anda con Carache como jefe de la escolta del Comando. Tamakún, Pacífico, hermano de Rafael Miracuy, Isidro Colmenares “Rosendo”, recién incorporado, Francisco Palma “Ezequiel” y Sofía.
Con los Tigres de Marilonza están Delfín, Alarcón, Calandro, Pedro Cabezas “Noche Oscura”, los Medina, Cheo, Abdón y El Negro, de una familia de la zona, veteranos desde la primera guerrilla de Fabricio Ojeda. Ramoncito, campesino de Santa Marta y Baudilio Salas “Villa”, un guerrillero que se incorporó espontáneamente, es decir, que no vino por la vía de ninguno de los partidos amigos, despertando mucho recelo al principio, pero ganándose poco a poco la confianza.
Montamos el campamento en la roza. Espartaco ha acumulado mucha comida. Hay una siembra de auyamas, de modo que nos alimentamos bien y hacemos mucho ejercicio para mantenernos en forma.
Una noche escuchamos por la radio la terrible noticia de que Carache ha muerto. No lo podemos creer. No nos explicamos qué ha pasado. Es un golpe durísimo. Quedamos todos desconcertados y dudamos que sea conveniente seguir adelante con el plan. Enviamos un mensajero a El Tocuyo a confirmar la noticia. Regresa al día siguiente ratificándola. Es verdad. No sabemos en qué circunstancias murió, pero es así. Nos cuesta mucho mantener la calma. Los guerrilleros más sensibles no aguantan y lloran. Especialmente los campesinos.
Pasamos unos días de mucha duda. El veinte de diciembre decidimos seguir adelante con la operación, que sería lanzada el veintitrés. Priva el criterio de demostrar públicamente que a pesar de la desgracia, la lucha no se acaba.
La noche del veinte la pasamos casi sin dormir. El Comando se reúne con los jefes de los destacamentos y les comunica el plan. Al Sandalio le toca actuar contra la alcabala. El Marilonza la custodia de la carretera de Guarico y al Miracuy la retaguardia, la vía de regreso a la montaña. Una unidad principal, con guerrilleros de varios destacamentos, atacará el comando de la Digepol.
A las cuatro de la mañana nos ponemos en movimiento. Bajamos por el camino de Peña Blanca a Villanueva, tomamos primero un jeep en una casa vecina. Después tomamos otros tres en diversas haciendas de la zona. Aseguramos a sus dueños que los vehículos les serían devueltos intactos ese mismo día.
En el primero va Elías, con Humberto al volante y una parte del Sandalio Linares. Después, en dos jeeps vamos Carlos Luís, Robledo, Calandro, Pedro Cabezas “Noche Oscura”, El Negro y yo, acompañados de al menos diez guerrilleros más. Y en la retaguardia van Villa, Sofía, los Medina, y el resto de los Tigres de Marilonza.
Después de más o menos una hora de viaje, llegamos a Villanueva y comienza el desarrollo de la operación, como estaba previsto.
Elías y su gente cumplen su parte, liquidando a los policías de la alcabala. El primero en disparar, por sorteo, fue Ruyío con su fusil olímpico recortado.
Mientras tanto el grupo principal entra al comando y lo encuentra vacío. No hay nadie, para nuestra sorpresa. Pero inmediatamente comienza un fuerte tiroteo contra nosotros, que no sabemos de dónde viene. Nos echamos al suelo y solo entonces puedo ver que los tiros vienen de la Iglesia, que está al lado. No podemos ver quienes disparan, pero de allí sale el fuego. Por un momento pienso en disparar hacia allá, pero estamos totalmente al descubierto. Entonces veo a mi lado a Carlos Luis herido. Tiene varios tiros en el cuerpo y derrama mucha sangre. Más allá está Robledo con un balazo en el cuello y Noche Oscura también en el suelo, porque le han dado. El Negro tiene un tiro en una mano y a Calandro un balazo le partió un brazo y sangra mucho.
En pocos segundos me doy cuenta de que tengo que tomar la iniciativa. Asumo el comando de la operación y decido que tenemos que salir de allí si no queremos que nos maten a todos.
¿Qué hago? Robledo está muerto, tiene el cuello partido. Pedro Cabezas también está muerto. ¿Y Carlos Luis? Le pongo el oído contra el pecho a ver si respira y no siento nada. Creo que no respira.
Tomo la decisión de retirarnos llevándonos al menos a los heridos. Le grito a Calandro que se venga como pueda detrás de mí. Los Medina halan al Negro, que en su susto está paralizado. Salimos hacia la calle por donde habíamos entrado. Allí está uno de los jeeps. Otro está cerca de la alcabala. Tomo el volante, montamos a los heridos y recojo a los guerrilleros que están regados por el pueblo. Paso junto Elías y le ordeno que me siga con el otro jeep conducido por Humberto. Sofía y Villa, que están en la retaguardia no se dan cuenta en el momento de que nos hemos retirado. Pero al poco toman a pié la ruta de regreso hacia Peña Blanca por donde nos hemos ido.
Llegamos al sitio donde nos esperan Aníbal, González y Espartaco. Les informamos lo que ha pasado. La decisión es salir rápidamente de la zona por la ruta de la montaña para prevenir que el enemigo nos persiga.
Vamos muy lento porque cargamos a Calandro muy débil por la pérdida de sangre. A las pocas horas tenemos la alegría de que Sofía y Villa nos dan alcance. Venían siguiéndonos el rastro desde la retirada en el pueblo.
Atravesamos la montaña de Marilonza y al salir al otro lado decidimos dividirnos. Aníbal se va hacia el Yacambú con el Destacamento Tigres de Miracuy y parte del Sandalio, mientras yo saco a Calandro por la vía del llano. El padre de Winston Briceño vive en un hato cerca de Ospino. Al caer la noche Winston se dirige hacia allá y regresa a las pocas horas con un vehículo donde montamos a Calandro con la idea de que salga hacia Caracas a curarse.
Después regreso a Santo Domingo, sumamente deprimido por la experiencia. No solo perdimos a Carache, sino acabamos de tener un descalabro. Además la partida de Calandro me afecta. Es uno de nuestros compañeros más queridos. De los que se vino con nosotros de Caracas a fundar el Frente. Es un veterano muy valiente y no sabemos qué va a ser de él.
Tengo en la cabeza la imagen de todo lo que pasó en Villanueva. Me acuerdo todos los días. Recuerdo la agitación del combate. El ruido de los tiros y el olor de la pólvora. Era el mismo que había sentido en Caracas en uno de los combates del Aparato Especial en la Avenida San Martín cuando la huelga de transporte. Tengo la virtud de guardar la serenidad en esos momentos. Fue lo que me permitió salvar la Brigada cuando mataron a Carlos Luis. Pienso que estoy hecho para esto.

BRIGADA 31. LA MUERTE DE ARGIMIRO GABALDÓN.

http://jcparisca.com.ve/?page_id=2112
Juan Carlos Parisca, cuenta  sus indagaciones sobre la muerte de Argimiro Gabaldón, el "Comandante Carache"

DESGRACIA

Por el momento no alcanzo a medir la dimensión de la pérdida de Carache. Pero su ausencia no tarda en hacerse sentir. No hay un dirigente en el Partido ni en el Frente      que       pueda asumir su puesto. Su condición de liderazgo político y militar, la devoción que le tienen    los campesinos, su historia política, la tradición de su padre y el cariño    de   los guerrilleros son méritos ganados en la vida que no se pueden trasmitir.
Quiero saber mejor qué fue lo que pasó. Aprovecho un contacto corto en la zona del norte. Bajo por Tintinal. Me encuentro a Laurencio. Le pido que avise a la Brigada 21 que quiero ver a Marcelo. Afortunadamente no está lejos y nos encontramos al día siguiente.
Me relata con mucha tristeza que en una reunión del comando del Frente con el de la Brigada 21 en el sitio La Yerbabuena, del caserío El Hato, en presencia de Zapata, Marcelo, Roque, Pavel Rondón, Jesús María Rodriguez “Chuma” se sentaron todos en el suelo, salvo Carache, quién por su problema de hemorroides prefería sentarse en una hamaquita que cargaba y que podía colgar en cualquier parte. Mientras conversan Zapata se pone a limpiar su arma, un M2. Tenía una bala en la recámara e inadvertidamente se le va el tiro, que le penetra a Carache por el costado derecho y le sale por la espalda. Carache comienza a sangrar copiosamente. Lo acuestan en el suelo. Carache se mantiene consciente un buen rato y luego pierde el sentido. No saben qué hacer con él. Marcelo busca un vehículo con el que se pone en un sitio cercano, La Cebolleta, adonde lo trasladan en parihuela. De allí lo llevan a casa de los padres de René Peralta, casado con una hermana de Chuma. Allí se dan cuenta de que no pueden hacer nada y deciden trasladarlo en un vehículo de Rafaél García a El Tocuyo, a la casa del Doctor Félix Palencia, médico amigo, quién se da cuenta de que hay que intervenirlo, pero en su casa, no tiene como. Hay que llevarlo al único sitio donde hay las instalaciones necesarias para cortarle la hemorragia. Marcelo y Benigna, quienes lo han acompañado desde el momento del accidente, lo llevan al Hospital de El Tocuyo, donde lo dejan en la entrada. Pero no ya hay nada que hacer, se ha perdido mucho tiempo y llega muerto.

BRIGADA 31. LA EMBOSCADA DEL CEPO

http://jcparisca.com.ve/?page_id=2122
Juan Carlos Parisca confiesa que él fue quien dirigió el ataque a la comisión militar que pasaba por el sitio conocido como El Cepo. (La emboscada del Cepo)

EL COMBATE
El Comando encarga a Matías  llevar  a  cabo un combate para demostrar  el fracaso de la   ofensiva   antiguerrillera.    Matías    lo ha    realizado  exitosamente y me presenta el informe que debo enviar a la consideración del  Comando del Frente.                                                                 
    

El relato de Matías es el siguiente: Comienzo a preparar una operación para emboscar al enemigo en algún lugar apropiado. No puedo contar con toda la gente que se pensaba, pero con la que tengo es suficiente fuerza, si puedo hacer un buen plan.

Elijo un sitio muy escondido en las cabeceras del río Portuguesa, para ubicar un campamento para concentrarnos. Se le entra por Mindanao, donde opera Enrique Pérez.
Mando a buscar dos cajas de madera de diez mil proyectiles que están escondidas desde hace dos años en una cueva cerca del campamento El Mojao. Tengo que probarlos, porque muchas veces las balas no explotan por estar dañadas por la humedad.
Con las balas, y un clorato de potasio que estaba guardado en Santo Domingo, me voy con un grupo de cinco guerrilleros hacia un sitio muy adentro en la montaña, en la hondonada por donde corre la Quebrada de Agua Amarilla, al sur de Santo Domingo, a dos días monte adentro. Allí puedo probar las balas y los explosivos sin temor de ser escuchado por nadie. Abro las cajas de las balas, y, efectivamente, están muy mojadas. Pero se mantienen en unas cajitas de cartón en grupos de a diez. Decido probar tres balas de cada cajita. Si salen dos malas, se desecha la cajita completa. Así formo un lote más confiable de más de 1.500 balas que es más de lo que necesito para la operación.
Fabricamos dos minas de cloratita en latas de manteca, mezclando clorato de potasio con aceite de carro quemado, en proporción 9 a 1. El aceite quemado lo mando a buscar a Guarico. La mezcla la hago en cantidades pequeñas, amasándolas y colocándolas por capas en la lata hasta que se llena. Pruebo unos detonantes eléctricos que me han mandado. Funcionan con baterías de linterna.
Para probar la cloratita hago unas pequeñas minas en latas de sardinas y las hago explotar. Funcionan muy bien.
Organizo una escuadra especial al mando de Iván para que se encargue de un cañón de veinte milímetros, la B20, lo llamamos. Lo tengo guardado en Palma Sola desde que nos lo mandaron, pero nunca lo hemos usado. Se necesitan seis personas para manejarlo. Se carga desarmado en tres partes, el cañón, el cuerpo y la culata, y tenemos tres cacerinas de cinco tiros cada una. Voy mandando gente y pertrechos para Mindanao.
Se crea otro grupo de fuego comandado por Humberto con una ametralladora checa marca Zabrowska, la ZB, y cuatro combatientes con FN 30.
Otro grupo, bajo el mando de El Pelón, queda a cargo de las minas. Entre tanto comenzamos a explorar de noche la carretera entre Guarico y Villanueva, en búsqueda de un sitio bueno para montar una emboscada. Hay un sitio llamado El Cepo que me recomiendan mucho, cerca de la fila de la montaña, donde la carretera da varias curvas seguidas. Se detecta con precisión a todo el que pasa. Voy a visitarlo una noche. Lo recorro totalmente y me parece excelente.
Los guerrilleros que van llegando al campamento se someten a un régimen de alimentación y ejercicios. No conocen el plan, pero se imaginan que estamos preparando algo bueno. Estamos comiendo doble ración tres veces al día.
Mando a buscar con “los bombones”, a Sanare, una pelota de volibol. Organizo un torneo entre las escuadras como forma de mantenerlas haciendo ejercicio. Todos los días en la mañana hay partido en un sitio plano donde tenemos la cancha.
Montamos vigilancia día y noche en la carretera. Un convoy enemigo, formado por un jeep y un camión, pasa dos veces al día. Viaja entre Guarico y La Fila del Tigre, donde tienen un comando permanente. Suben por la mañana hacia Guarico y regresan a las seis de la tarde.
Ahora nuestro grupo se organiza en cuatro escuadras, comandadas por José Luis, Iván, Velazco y la de la comandancia, por mí mismo. El comando discute y aprueba montar una emboscada por la mañana el día trece de marzo.
Calculamos la comida necesaria para una aproximación de dos días y una retirada de hasta una semana sin salir de la montaña, en previsión de que el enemigo ocupe la zona. Tengo carne seca, traída del llano, para distribuirla en raciones para todos, de modo que alcance para seis días.
Trazamos un plan de combate simulando el terreno en el suelo, ensayando varias posiciones, y la definitiva la dibujo en un papel.
Una escuadra de vigilancia, dirigida por Velazco, se coloca en el monte antes de la primera curva, necesitamos que verifique que es el convoy el que viene y me dé una señal con un templón a una cuerda que me ato a la muñeca izquierda. Se colocan las dos minas enterradas en el centro de la carretera, para ser accionadas exactamente cuando pase el camión. De frente al camión se coloca la B20, que le disparará un tiro por el centro del motor y una escuadra lo atacará disparándole fusiles con FAL y FN30. El jeep, que siempre va unos metros por delante, será cubierto por la ZB y el grupo con FN30. El barranco por el lado opuesto de la carretera será minado con trampas cazabobos para evitar que algún soldado se atrinchere por allí. El ataque será simultáneo. La orden de fuego será el grito “Carache”.
El doce de marzo en la mañana nos ponemos en marcha hacia el sitio de la emboscada. Llegamos en la tarde y nos detenemos a unos cincuenta metros de la carretera. Vamos a ocupar las posiciones de combate en la madrugada. Todos los guerrilleros, con su morral y su arma, se reclinan en el suelo en estricto silencio.
A las cuatro de la mañana doy la orden de movilización para colocarse en los sitios previstos. Hay que hacerlo en perfecto silencio. Recorro todas las posiciones. Mando a minar el barranco y a enterrar la mina principal en el sitio previsto, en todo el centro de la carretera.
A las cinco estamos esperando. Pasa el tiempo. De pronto escuchamos el ruido del convoy que viene subiendo. Se acerca cada vez más. Pero de pronto pasa frente a nosotros y no actuamos. Mando por Velazco a ver qué pasó. No me dio la señal. Me dice que si la dio. La cuerda se enredó entre las ramas del monte y no sentí el aviso.
Examino la situación. No podemos perder todo el esfuerzo. Decido esperar que el convoy regrese en la tarde. Pero tenemos que mantener estricto silencio para no ser descubiertos si pasa alguien a pie por la carretera.
Cambiamos las posiciones sigilosamente para recibir ahora al convoy en la dirección opuesta y esperamos. A eso de las 5 y media de la tarde escuchamos el convoy de regreso. Cuando se viene aproximando a la curva de arriba siento el templón. El plan ahora si funciona perfectamente. Doy el grito de fuego “!! Carache !!” La mina estalla exactamente debajo del camión y simultáneamente la B20 le dispara un tiro de frente por el centro del motor. El jeep es aniquilado por el grupo fuego de la ZB. El camión queda sin control y va a estrellarse contra el cerro en la curva más abajo. Vienen varios soldados en la parte trasera del camión, que saltan al suelo. El grupo de José Luis, cumpliendo la misión de pasar al asalto para liquidar al enemigo, salta a la carretera y los ataca con fuego de FAL. José Luis y Víctor “Gonzalo Pérez Marte” reciben disparos de uno de los soldados que había quedado vivo sobre el camión. Uno de los nuestros a su vez le dispara y lo aniquila.
Salgo a la carretera a tratar de socorrer a José Luis y Víctor, pero no hay nada que hacer. Están muertos. Registramos el jeep. Recogemos las armas que han quedado en el suelo y en los vehículos.
El asalto es una acción indispensable para coronar con éxito una emboscada. Pero por ser un choque cuerpo a cuerpo implica un riesgo muy alto. Exige del combatiente gran habilidad, enorme valentía y una decisión absoluta. Y todo esto lo tenían José Luis y Victor. Pero fueron víctimas de un hecho fortuito que está presente en cada combate. Por eso cayeron valientemente. Rindieron sus vidas como héroes de la liberación del pueblo.
Leonardo estaba en la comandancia a mi lado con la cámara de 16 mm listo para filmar toda la operación. Pero cuando empezaron los tiros se puso muy nervioso, dejó a un lado la cámara, agarró un arma y comenzó a disparar olvidándose del cine.
En la puerta abierta del camión hay un hombre muerto con ropa civil. A su lado una mujer muerta también y entre ambos una niña viva aterrada. Era una pareja con su pequeña que había pedido una cola para La Fila. Nosotros no podíamos haber previsto la terrible situación donde unos inocentes pagan con sus vidas por estar presentes en el sitio trágico de un trance de guerra. Doy la orden de retirada.
Tomamos la ruta prevista y caminamos una hora. Entonces sentimos el ruido de una balacera. Supongo que es el enemigo llegando al sitio del combate, pero ya estamos lejos.
Caminamos toda esa noche. Al amanecer nos detenemos a descansar. Con la claridad del día abro el maletín que recogimos en el jeep. Leo un plan de operaciones donde dice que el comando nuestro se halla en un sitio de la montaña conocido como La Cueva Jedionda. Efectivamente, por ese sitio pasa nuestra ruta de retirada. Decido cambiar de ruta. Ahora bajaremos al río Yacambú sin cruzar camino alguno. Pero el cambio significa que no vamos a pasar por los depósitos de comida. El avance “rejendiendo monte”, es muy lento. La comida que llevábamos se acaba. Pero hay que continuar en secreto. No tengo información como para salir a los caminos. Además han comenzado a bombardear las montañas. Son bombardeos a ciegas que no pueden hacernos ningún daño, pero aumentan mucho la tensión.
A los cinco días de lentísima marcha llegamos a Naranjal. A pesar de ser un sitio políticamente muy seguro, no hacemos ningún contacto con la población. Nos dirigimos a una antigua siembra de caña, oculta en el monte, con suficiente comida, donde podremos alimentarnos y descansar. Tenemos sentimientos contrapuestos. Por una parte estamos deprimidos por la pérdida de los compañeros que han caído. José Luis, quien fue uno de los que entraron al Frente con Carache desde su fundación. Víctor era hijo de una consecuente familia comunista de El Tocuyo. Pero por la otra hemos cumplido la tarea. Hemos librado un combate de aniquilamiento quitando armas modernas que van a reforzar a nuestras unidades, lo cual era uno de los objetivos.
La parte técnica del asunto queda reflejada profesionalmente en el informe que Matías le hace al Comando del Frente.


LA LUCHA ARMADA,DÉCADA DE 1.960 CUANDO FIDEL CASTRO TOMÓ POR ASALTO A VENEZUELA.

LUNES, 23 DE SEPTIEMBRE DE 2013


http://unidadgarantiadefuturo.blogspot.com/2013/09/la-lucha-armada-decada-de-1960-cuando.html

La lucha armada, década de 1960 cuando Fidel Castro tomó por asalto a Venezuela

José Rafael García


Consecuencias en el proceso político venezolano

Habla Héctor Pérez Marcano. Ex guerrillero, parlamentario, escritor….
En este trabajo de la lucha armada en Venezuela pondré el énfasis en el análisis político, sin desestimar algunos relatos que tuvieron honda significación e influyeron en el giro de los acontecimientos como, por ejemplo, el asalto al tren del Encanto. Intentaré desentrañar las consecuencias en el devenir político nuestro que, según creo, influye en la actual crisis política.
Los orígenes.
 Desde la década de los 70  ha surgido una discusión sobre cómo se originó la lucha armada en Venezuela. Algunos generales retirados, en aquellos tiempos tenientes y capitanes, sostienen que fue una orden de Fidel Castro. Creo que es una visión superficial y simplista. Dicha lucha armada forma parte de los procesos de violencia que se desataron en América Latina a lo largo de lo siglos XIX y XX, derivados de los rasgos específicos de algunas sociedades centroamericanas, de los sucesos políticos de algunos países como Colombia y de las intervenciones o invasiones norteamericanas cuando la política exterior la dirigían los hermanos Dulles;Allan al frente de la CIA y John Foster en el Departamento de Estado de Estados Unidos de Norteamérica. No se puede excluir de esta análisis la Revolución Mexicana (1910) que fue anterior a la soviética en (1917) y que nada tuvo que ver con aquélla.
La lucha armada venezolana se deriva de los rasgos específicos de la sociedad venezolana en la coyuntura política que se inició con el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958 y la victoria electoral de Rómulo Betancourt en ese mismo año; en esos rasgos específicos hay que analizar las contradicciones y tendencias que en cada partido existían y, por supuesto, el impacto de la Revolución Cubana ( enero 1º de 1959).
Tal análisis es muy importante, pues considero que la formación del bipartidismo, su fracaso y el surgimiento del régimen de Hugo Chávez (1999) están concatenados y tienen su origen en los errores políticos de uno y otro signo ideológico. En ello tuvo un peso significativo el costosísimo error de la izquierda venezolana al enfrentarse, por la vìa armada, a un gobierno que tenía su fortaleza en las aspiraciones democráticas del pueblo, aspiraciones que la lucha política legal y pacífica le ofrecía dadas las contradicciones y tendencias que le daban especificidad al proceso venezolano.
En 1958 Acción Democrática era una federación de tres tendencias: la llamada “Vieja Guardia”, el Grupo “ARS”- así bautizado por Betancourt- y el ala izquierda.
En URD también había contradicciones, tanto que de allí van a surgir núcleos que posteriormente se incorporaron a la lucha armada. Copei iba dejando de ser el partido de origen confesional y falangista-con restos de gomecismo y lòpezcontrerismo- para convertirse  en un partido socialcristiano; por ello también tenía sus tendencias. Una de ellas llamada “el ala luminosa” que comandaban Luis Herrera Campins, Rodolfo José Cárdenas y Hugo Briceño Salas, así como también los dirigentes, encabezados por Rafael Iribarren, que más tarde se separarían para formar lo que se conoció como la “Izquierda Cristiana” (1968). El Partido Comunista de Venezuela no escapaba a las contradicciones. Algunos impetuosos e impacientes como Douglas Bravo y Guillermo García Ponce-ya desde 1957-pensaban en la lucha armada, pero la mayoría del Buro Político era partidaria de obligar a Betancourt a cambia su política mediante la presión popular, lo que se conoció como “la línea del viraje”, que encontraba oposición en la izquierda de AD y en quienes dentro del PCV querían profundizar la lucha.
También influyó la necesidad de Betancourt de tomar decisiones políticas que  les dieran garantías al sector empresarial, a las FAN y al Departamento de Estado norteamericano, de lo que su pasado comunista había quedado definitivamente cancelado .¿Qué mejor garantías que la de convertirse en un furioso anticomunista? Es por ello que Rómulo Betancourt en su discurso de toma de posesión, el 13 de marzo de 1959, arremetió deliberadamente contra el PCV, que formaba parte de la Unidad Nacional y que había contribuido de manera importante a la victoria del 23 de enero de 1958. También Betancourt, rápidamente , se distanció de la Revolución Cubana y se erigió-promocionado por el clan Kennedy-como la contrafigura de Fidel Castro en América Latina. Otra garantía más.
Durante el gobierno de Betancourt. Venezuela era  una sociedad en ebullición y con mucho apetito democrático. Algunos sectores se sentían frustrados pues planteaban que la insurgencia popular del 23 de enero de 1958 pudo ir ido más allá de apenas obtener el logro de una democracia representativa. El flujo de masas lucía incontenible, Betancourt perdía progresivamente apoyo político, su base política se reducía día a día. Primero URD abandonó el Pacto de Punto Fijo(noviembre 17,1960) y pasó a la oposición y en AD se dan las divisiones generadas por el ala izquierda que da origen al MIR y el grupo ARS-generación intermedia-, que también forma tienda aparte. Este último grupo participa en las elecciones de 1963, por decisión del Consejo Supremo Electoral, con la denominación de AD.-oposición y AD-gobierno, que respaldó la candidatura de Raúl Leoni; se eliminó la tarjeta blanca y el Consejo Supremo Electoral determinó que aquel que obtuviera más votos recuperaría dicho color, por ello Leoni tuvo que competir con una tarjeta negra. También había sectores de las Fuerzas Armadas que todavía desconfiaban de Betancourt, por ello se sucedieron varios intentos de golpe de Estado de sectores militares reaccionarios. Era tal que por diversas divisiones de AD, el dominio de la Cámara de Diputados pasó a manos de la oposición y el Gobierno apenas mantenía una mayoría precaria en la Cámara del Senado. 
El movimiento obrero, especialmente el sector petrolero, estaba pasando progresivamente al control de la izquierda; Betancourt lo reprimió creando la Sotopol, aparato paramilitar de AD, que ocasionó la muerte de dirigentes políticos petroleros. El movimiento estudiantil era dominado por las juventudes del MIR y el PCV.Tampoco escapaban a ese empuje los gremios profesionales.
Todo este cuadro descrito era el de una sociedad que luchaba por una democracia impregnada de justicia social, sociedad en la que el desempleo ya era un problema importante y la marginalidad crecía. Venezuela ya estaba urbanizada, con una correlación demográfica que concentraba las grandes mayorías de población en las zonas urbanas y suburbanas; en este cuadro político, social y económico descrito, en el que las contradicciones políticas principales estaban en las ciudades y el campesinado pesaba mucho-amén de ser dominado por Acción Democrática- la izquierda venezolana cometió el grave error de abandonar las ciudades e irse a la montaña. Fueron tantos los yerros que, incluso, en un momento determinado decidió la disolución organizativa del movimiento estudiantil que controlaba, Julio Escalona, Jorge Rodríguez (padre) y Alfredo Maneiro tienen la responsabilidad principal de ese error. Ello explica por qué el movimiento estudiantil cayó en postración y en la indiferencia durante tantos años.
Pero el desarrollo de la lucha armada no fue producto de una decisión que en un momento dado adoptaron. Aunque hay dirigentes-ex militantes del PCV-que afirman que el Congreso Nacional de ese partido  en 1961 en el Palacio de los Deportes sí se tomó una decisión del tal naturaleza. Yo difiero de esa opinión, porque en todo caso lo que se aprobó fue una política cortoplacista que combinaba las acciones armadas urbanas con la organización de un golpe cívico-militar para un triunfo que derrocara a Betancourt rápidamente; todo ello en detrimento de la lucha guerrillera rural, cuyos incipientes focos guerrilleros no contaron con el apoyo político y logístico suficiente, ya que su existencia era utilizada más bien por ambos partidos como un elemento  atemorizante.
La lucha armada estaba condenada al fracaso desde sus inicios, era inviable, porque se dio en el contexto de una coyuntura política en la que el pueblo aspiraba a profundizar la democracia. Ya se había aprobado en 1961 una Constitución respaldada con tan gran consenso político, que había parlamentarios comunistas y miristas la firmaron precisamente en ese contexto político, el MIR le propuso al pueblo nada menos que la “dictadura del proletariado”. En el ánimo popular no se había agotado la esperanza, los partidos tenían credibilidad: tampoco se habían iniciado la ineficacia y la corrupción que luego carcomieron el proceso democrático. Una vez Betancourt, ya es presidente, al referirse a este problema dijo que “la democracia venezolana tenía algunas verrugas”,
El MIR y el PCV junto con otros dirigentes y militantes de URD habían constituido dos organismos para integrar los esfuerzos revolucionarios, sin disolver los respectivos partidos, pues en el fondo la rivalidad entre el MIR y el PCV por la vanguardia del movimiento revolucionario. Esa realidad le hizo mucho daño al intento revolucionario.
Se había constituido el Frente de Liberación Nacional (FLN)-organismo político que elaboró un programa revolucionario de corte marxista-leninista-y un organismo armado denominado Fuerzas Armadas de Liberación Nacional,FALN (MAYO 4, 1962).
La propaganda armada consistía en realizar acciones sensacionales cuya noticia diera la vuelta al mundo, de modo que se conociera la lucha armada venezolana. Entre ellas, el secuestro de Alfredo Di Stefano, futbolista del Real Madrid que vino a Venezuela a realizar algunos partidos. La acción la dirigió la UTC del MIR encabezada por Máximo Canales- hoy el conocido pintor Paúl del Río Canales-. Fue retenido unos días, no se pidió ningún rescate monetario y luego lo liberaron sin daño alguno. La noticia fue mundial y Di Stefano incluso dio unas declaraciones sobre lo bien que lo habían tratado que había sido y el romanticismo que apreció en aquellos jóvenes que lo secuestraron.
También fue secuestrado el buque Anzoátegui de la Compañía Anónima de Navegación, liberado en puerto brasilero. En esta acción, también de UTC del MIR, participaron Rómulo Niño y Máximo Canales. Una UTC del PCV llevó a cabo otra acción espectacular. El Gobierno francés había prestado al Museo de Bellas Artes varias obras de pintores famosos como Picasso y Dalí, que se conoció como “La exposición francesa”. Pues bien, una UTC del PCV un buen día se robó todos los cuadros, que valían una gran fortuna. Escándalo sensacional. A los pocos días la UTC devolvió intactos los cuadros de “La exposición francesa”. También noticia mundial.
El error estratégico de enfrentar una democracia con la lucha armada se sumaron otros. Igual que en algunos procesos revolucionarios de otros países-Filipinas o China para citar sólo dos-se dio la desviación militarista. Los militantes de ambos partidos que estaban en aparato armado comienzan a creerse más esforzados y sacrificados que los que estaban en la dirección partidista; luego es típico que cuándo cierta anarquía o rebeldía y se tilde de cómodos a quien se ocupaban de la lucha legal que todo proceso revolucionario debe saber combinar, en lo cual dieron un gran ejemplo vietnamistas.Primero en su lucha anticolonial contra Francia y más tarde en la lucha de liberación nacional ante la intervención norteamericana. También Mao Tse Tung le tocó dirimir y derrotar esta desviación China cuando  sentenció “el partido dirige el fusil”. Esta desviación de América Latina tuvo sus teóricos. Regis Debray, en su libro Revolución dentro de la Revolución afirmó que “ quienes luchan en las ciudades constituyen la pequeña burguesía de todo movimiento revolucionario”.
El cortoplacismo llevó a los errores de dilapidar el fructífero trabajo de penetración en las Fuerzas Armadas, ejecutando dos acciones militares, para colmo de coordinación, porque nadie entiende porque el “Carupanazo” y el “Porteñazo” se dieron en el lapso de un mes y no actuaron conjuntamente el 4 de mayo de 1962.Estos errores permitieron a Betancourt limpiar las Fuerzas Armadas y liquidar nuestro trabajo de penetración. Los derrotados fueron a las cárceles, oficiales de alta graduación incluso; a otros sospechosos Betancourt les envió al exterior como agregados militares de nuestras embajadas.
De esta desviación provino el error más costoso de esa etapa, que es obligatorio hoy ha salido a relucir en algunas campañas electorales, cuando se ha pretendido atribuirle a Teodoro Petkoff la autoría de dicha acción.
Guillermo García Ponce-hoy director  diario oficialista Vea, para la época secretario militar del PCV propuso en el Buro Político de su partido la acción, con el propósito de desarmar a los guardias nacionales que protegían a las familias-mujeres y niños en su mayoría-que los domingos viajaban en ese tren que hacía un recorrido hasta un sitio de recreación denominado El Encanto, cerca de Los Teques.
El Buró Político del PCV analiza y rechaza al acción argumentando que si no se lograba sorprender a las guardias podría generarse una balacera, con la consecuencia de muchos heridos, tanto de guardias como de civiles.
Guillermo García Ponce, penetrado hasta los huesos por la desviación militarista y aventurero, desechó la argumentación de la Dirección Nacional Ejecutiva del PCV y tildó de vacilantes y cómodos a sus integrantes y ordenó al aparato armado ejecutara la acción.
Sucedió lo que se temía, los guardias nacionales no fueron sorprendidos. Cuatro guardias nacionales muertos, seis heridos de consideración entre ellos dos niños que afortunadamente los otros heridos de bala no fueron graves.
Betancourt aprovechó al máximo el grave error cometido. Desde hacía ya un tiempo Rómulo Betancourt presionaba a Copei y a Caldera para ilegalizar al MIR al PCV; Caldera se oponía. Le indignaba a Betancourt que el MIR y el PCV al mismo tiempo realizara acciones armadas tuvieran periódicos y parlamentarios que las justificaban. El Gobierno le dio gran publicidad, con mucho ceremonial, al entierro de los guardias nacionales. Al mismo tiempo, Betancourt ordenó una inmensa redada represiva y los parlamentarios del PCV y el MIR fueron detenidos en sus casas, violando su inmunidad parlamentaria que les otorgaba la Constitución; fueron llevados al Cuartel San Carlos.
Una vez presos el Congreso Nacional realizó el proceso para allanarle la inmunidad. Caldera no tuvo argumentos para oponerse y apoyó al Gobierno, que también procedió  a ilegalizar al MIR y al PCV, mediante una decisión de la Corte Suprema de Justicia que adoptó, o inventó, una figura jurídica denominada “inhabilitación” para tratar de disimular lo que en realidad era una ilegalización de los dos partidos.
Betancourt procedió con celeridad en su acción represiva, pese a que tanto Gustavo Machado como Domingo Alberto Rangel declararon en la prensa nacional el repudio de los dos partidos a la acción realizada.
A ese grave error del 28 de septiembre de 1963, el movimiento revolucionario le añadió otro que le dio la puntilla al proceso subversivo: su postura frente al proceso electoral en diciembre de 1963 para elegir al sucesor de Rómulo Betancourt.
La tensión política era enorme. Betancourt se sostenía en el poder pero con un elevado costo político. Si bien logró que su compañero Raúl Leoni le sucediera se evidenció una merma del 49% con que él había triunfado a 31% que obtuvo Leoni.
Jóvito Villalba hizo la campaña electoral más cuestionadora del régimen. Había roto el Pacto de Punto Fijo y pasado a la oposición, lo que dio lugar al gobierno llamado “ La Guanábana”-AD y Copei-, antesala del bipartidismo posterior, Jóvito Villalba proclamaba en sus discursos incendiarios que si Leoni ganaba, el país “arde de punta a punta”. Es decir, era el candidato más próximo a la izquierda.
La izquierda en vez de apoyar a Villalta –la tesis mas aconsejable-según Héctor Pérez Marcano. Lejos de ello, no sólo no lo apoyó, sin que además se dedicó a sabotearle la campaña electoral. Proclamamos una línea de “abstención militante” y decidimos boicotear las elecciones por la vìa armada. Para el denominado “plan 9-0 de boicotear las elecciones por la vía armada… Los cubanos depositaron en las playas  de Falcón un importante lote de armas, y municiones-hasta cañones sin retroceso había-que servir para el boicot armado. El PCV responsable de la operación, no recogió a tiempo las armas, que fueron descubiertas por un pescador quien dio el dato al Ejército, el cual la incautó y se hizo la denuncia con el escándalo publicitario correspondiente.
La tesis de Domingo Alberto Rangel pese a ser derrotada en el seno del MIR tuvo repercusión en PCV, que desarrolló una discusión similar. La mayoría del Buro Político logró aprobar en un Comité Central clandestino realizado en 1965, la línea de la “paz democrática” presentada de una manera ambigua en cuanto a su respaldo a la lucha armada ya que en realidad implicaba una táctica de repliegue para abandonarla paulatinamente y recuperar la legalidad.

JRGG.