26. Emboscada realizada a una unidad del Destacamento de la Guardia Nacional Nº 57 en Las Guabinas cerca de Santa Inés en los límites del Estado Falcón Lara, el día 15 de agosto de 1966.
El Destacamento 57 de la Guardia Nacional, con sede en Barquisimeto, en su dispositivo tenía cubierto todo el Estado Lara para cumplir con sus funciones propias y la cooperación que prestaba al TO-3 se limitaba al trabajo de inteligencia e información sobre las actividades de las bandas armadas en la zona.
El frente de bandoleros José Leonardo Chirinos cuya actividad se centraba al norte de Lara, sur de Falcón y oeste de Yaracuy, una vasta zona denominada por ellos mismos, “El Vértice” constituido por un grupo estimado entre 80 y 140 hombres al mando de Douglas Bravo Mora relativamente abastecidos con suficientes armas y poca munición.
Por otro lado se encontraban con ellos los remanentes del casi desaparecido frente Simón Bolívar, del frente José Antonio Páez, elementos del MIR y algunos del frente Ezequiel Zamora, todos ellos eran los que no seguían las directrices del PCV de abandonar la lucha armada, sino por el contrario eran los partidarios la llamada línea dura emanada de Cuba siendo su más fiel representante Douglas Bravo en el occidente y secundado por Américo Martín en las montañas El Bachiller, en el oriente del pais.
Este frente contaba ya con pocos recursos económicos y en cierta forma con algún apoyo de la población rural, si embargo, Luben Petkoff Melec era el otro personaje importante, (ex miembro del frente Simón Bolívar), a raíz de la división del PCV y MIR se pasa al lado de Douglas Bravo siendo uno de los más recalcitrantes partidarios de la lucha armada y seguidores de Fidel Castro, se caracteriza por su manifiesto deseo de vivir en constante actividad bélica, y dispuesto con sus compañeros a lanzar en cualquier momento su embestida contra el gobierno y contra las FAN.
Del lado de las fuerzas gubernamentales, el pelotón “X”. de la compañía del DESTAFAC 57 tenía un puesto en Aguada Grande, Distrito Urdaneta, jurisdicción del Estado Lara, con la finalidad de cumplir funciones forestales en la zona.
El día 15 de agosto de 1966 salió una comisión de Guardias Nacionales desde el puesto mencionado anteriormente para el municipio San Miguel integrada por cuatro efectivos, con la misión de controlar ciertas actividades de abigeato y la producción de “ron clandestino”.
Aproximadamente a las 11:00 horas a unos 6 Km. del puesto de Aguada Grande un grupo de bandoleros (unos 50) que se identificaron como miembros del frente José Leonardo Chirinos, al mando de Douglas Bravo y Luben Petkoff, en el sitio conocido como Las Guabinas emboscaron la comisión desde una bodega, utilizando fuego de fusilería, y dando muerte al Guardia Nacional Miguel Ramón García Ladino, hiriendo de poca gravedad a dos guardias nacionales y un civil, resultando ileso un guardia nacional.
Como resultado de esta acción los bandoleros lograron apoderarse de una sub- ametralladora Madsem con 150 proyectiles, dos carabinas FN 30 y un revólver calibre 38.
Al cesar el fuego los guardias Nacionales fueron conducidos por el grupo armado a una casa cercana donde uno de ellos se les identificó como Douglas Bravo, de inmediato huyeron por la Chiquinquirá en dirección al caserío Aroa.
El Destacamento 57 de la Guardia Nacional, con sede en Barquisimeto, en su dispositivo tenía cubierto todo el Estado Lara para cumplir con sus funciones propias y la cooperación que prestaba al TO-3 se limitaba al trabajo de inteligencia e información sobre las actividades de las bandas armadas en la zona.
El frente de bandoleros José Leonardo Chirinos cuya actividad se centraba al norte de Lara, sur de Falcón y oeste de Yaracuy, una vasta zona denominada por ellos mismos, “El Vértice” constituido por un grupo estimado entre 80 y 140 hombres al mando de Douglas Bravo Mora relativamente abastecidos con suficientes armas y poca munición.
Por otro lado se encontraban con ellos los remanentes del casi desaparecido frente Simón Bolívar, del frente José Antonio Páez, elementos del MIR y algunos del frente Ezequiel Zamora, todos ellos eran los que no seguían las directrices del PCV de abandonar la lucha armada, sino por el contrario eran los partidarios la llamada línea dura emanada de Cuba siendo su más fiel representante Douglas Bravo en el occidente y secundado por Américo Martín en las montañas El Bachiller, en el oriente del pais.
Este frente contaba ya con pocos recursos económicos y en cierta forma con algún apoyo de la población rural, si embargo, Luben Petkoff Melec era el otro personaje importante, (ex miembro del frente Simón Bolívar), a raíz de la división del PCV y MIR se pasa al lado de Douglas Bravo siendo uno de los más recalcitrantes partidarios de la lucha armada y seguidores de Fidel Castro, se caracteriza por su manifiesto deseo de vivir en constante actividad bélica, y dispuesto con sus compañeros a lanzar en cualquier momento su embestida contra el gobierno y contra las FAN.
Del lado de las fuerzas gubernamentales, el pelotón “X”. de la compañía del DESTAFAC 57 tenía un puesto en Aguada Grande, Distrito Urdaneta, jurisdicción del Estado Lara, con la finalidad de cumplir funciones forestales en la zona.
El día 15 de agosto de 1966 salió una comisión de Guardias Nacionales desde el puesto mencionado anteriormente para el municipio San Miguel integrada por cuatro efectivos, con la misión de controlar ciertas actividades de abigeato y la producción de “ron clandestino”.
Aproximadamente a las 11:00 horas a unos 6 Km. del puesto de Aguada Grande un grupo de bandoleros (unos 50) que se identificaron como miembros del frente José Leonardo Chirinos, al mando de Douglas Bravo y Luben Petkoff, en el sitio conocido como Las Guabinas emboscaron la comisión desde una bodega, utilizando fuego de fusilería, y dando muerte al Guardia Nacional Miguel Ramón García Ladino, hiriendo de poca gravedad a dos guardias nacionales y un civil, resultando ileso un guardia nacional.
Como resultado de esta acción los bandoleros lograron apoderarse de una sub- ametralladora Madsem con 150 proyectiles, dos carabinas FN 30 y un revólver calibre 38.
Al cesar el fuego los guardias Nacionales fueron conducidos por el grupo armado a una casa cercana donde uno de ellos se les identificó como Douglas Bravo, de inmediato huyeron por la Chiquinquirá en dirección al caserío Aroa.
Corría el año 1966, y la situación de tensión no tendía a normalizarse, las bandas armadas contrariamente a los dictados del PCV, seguían operando y enfrentándose al Ejército, en esta oportunidad le tocó a la Guardia Nacional, fuerza que por lo general se mantenía en sus funciones propias, pero como ha sido siempre usual, sus unidades eran poco proclives a someterse a los dictados de los Teatros de Operaciones, los cuales tenían jurisdicción especial en diversos Estados del país. Del desarrollo de esta emboscada se hacen los siguientes comentarios:
a) La violación de la medidas de seguridad por parte del Comando del Puesto de Aguada Grande, al permitir que saliera una comisión administrativa sin más escolta que sus propios ocupantes, en una zona donde era conocida la intensa actividad de los bandoleros, pues la información era difundida a todas las unidades militares, para que estuviesen alertas y tomasen todas las medidas de seguridad necesarias a fin de evitar ser sorprendidas. Era necesario hacer énfasis en las medidas de seguridad pues de ello dependía en gran parte el éxito de las operaciones, sabido era que los bandoleros aprovechaban los descuidos de las tropas para hacer efectivos sus propósitos y casi nunca se comprometían con aquéllas unidades que demostraban alerta para contrarrestar esa acción.
b) La Guardia Nacional en sus puestos aislados contaban con muy poco personal y se requería sobre todo en esta zona de acción intensa de los bandoleros, la presencia de suficientes efectivos para afrontar algunas eventualidades y en particular para contrarrestar emboscadas.
c) La Guardia Nacional, por la misma naturaleza de su organización no estaba en capacidad para conducir este tipo de operaciones, sino sólo en apoyo del Ejército, fuerza la cual llevaba todo el peso de la responsabilidad en la planificación y ejecución de la maniobra, de tal manera que la Guardia Nacional en cumplimiento de sus procedimientos ordinarios en la zona, era presa fácil de los bandoleros, además de que había una manifiesta intención de algunos de sus integrantes de no atender las directrices emanadas en los Teatros de Operaciones.
a) La violación de la medidas de seguridad por parte del Comando del Puesto de Aguada Grande, al permitir que saliera una comisión administrativa sin más escolta que sus propios ocupantes, en una zona donde era conocida la intensa actividad de los bandoleros, pues la información era difundida a todas las unidades militares, para que estuviesen alertas y tomasen todas las medidas de seguridad necesarias a fin de evitar ser sorprendidas. Era necesario hacer énfasis en las medidas de seguridad pues de ello dependía en gran parte el éxito de las operaciones, sabido era que los bandoleros aprovechaban los descuidos de las tropas para hacer efectivos sus propósitos y casi nunca se comprometían con aquéllas unidades que demostraban alerta para contrarrestar esa acción.
b) La Guardia Nacional en sus puestos aislados contaban con muy poco personal y se requería sobre todo en esta zona de acción intensa de los bandoleros, la presencia de suficientes efectivos para afrontar algunas eventualidades y en particular para contrarrestar emboscadas.
c) La Guardia Nacional, por la misma naturaleza de su organización no estaba en capacidad para conducir este tipo de operaciones, sino sólo en apoyo del Ejército, fuerza la cual llevaba todo el peso de la responsabilidad en la planificación y ejecución de la maniobra, de tal manera que la Guardia Nacional en cumplimiento de sus procedimientos ordinarios en la zona, era presa fácil de los bandoleros, además de que había una manifiesta intención de algunos de sus integrantes de no atender las directrices emanadas en los Teatros de Operaciones.
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