domingo, 29 de noviembre de 2009

CAPITULO V 14. El Teniente "Veneno"

14. El Teniente "Veneno" se constituye en el terror de las bandas en el triángulo Guarico - Los Cocos - Villanueva.
En el año de 1964 un joven Sub-teniente de Caballería perteneciente a la PROMOCIÓN JUAN JOSÉ FLORES egresado de la Escuela Militar en Julio recibe la orden de trasladarse al TO-3 para incorporarse a la lucha antisubversiva y parte con su Pelotón hacia TRUJILLO donde actúa desde la SIERRA DE MOROTURO hasta PUERTO NUTRIAS, obteniendo posteriormente en su lucha contra el FRENTE JOSÉ ANTONIO PÁEZ, una gran experiencia que le servirá meses después en los estados LARA y PORTUGUESA para desempeñarse contra el FRENTE SIMÓN BOLÍVAR.
Lo rápido de las operaciones en los llanos venezolanos no le permitirán poner en práctica las ideas que sobre esta lucha tenía desde antes cuando se preparaba y recibía adiestramiento en el GRUPO DE CABALLERÍA ANTONIO PLAZA N° 1, en SAN JUAN DE LOS MORROS, él sostenía la tesis de que las guerrillas se destruirían así mismas cuando dejaran de recibir apoyo del campesinado de VENEZUELA y cuando sus bases sociales dejasen de funcionar, deberían por lógica bajar de la montaña y progresivamente dejar la lucha armada, esto por falta de colaboración, por la falta de los abastecimientos, y por la falta de la gran cantidad de ayuda que necesita cualquier Fuerza Guerrillera que trate de triunfar en algún país.
Con esa idea en su mente llega en marzo de 1965 al ESTADO LARA y bajo las ordenes del “Cuervo” empieza a operar en la zona de MARIA LIONZA, LAS VIRTUDES y EL COCO y de inmediato pone en práctica la táctica de captación militar con tareas de acción cívica combinada, por supuesto con la búsqueda y destrucción de los bandoleros.
Con su Puesto de Comando en “EL COCO” se dedica por entero al mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos en su zona de su responsabilidad, siendo este un pueblo atemorizado por las contínuas tomas de los poblados por los bandoleros, el reclutamiento de jóvenes para las guerrillas y la exigencia de contribuciones para “la causa” a cambio de su protección; el Subteniente trata de ganarse la confianza de los lugareños, al mismo tiempo que emprende una campaña de alfabetización con tan buenos resultados, que al poco tiempo comienzan a nombrarlo padrino de los niños campesinos y era estimado por todos los pobladores.
No sin grandes dificultades consigue para el pueblo, una planta de luz eléctrica y cada cierto tiempo proyectaba películas para los incrédulos campesinos que por primera vez veían la magia del cine.
En algunas oportunidades con sus mismas tropas mejora las vías de comunicación y obliga al médico rural asignado a esos pueblos a asistir a sus consultas regulares, ya que este aspecto social estaba abandonado. Fumigaba las casas y procedió a realizar un censo poblacional casa por casa y dominicalmente llevaba un sacerdote a celebrar los servicios religiosos, así como el maestro, los días martes, para impartir sus clases en las escuelitas rurales.
Así pasa el tiempo sin descuidar en lo absoluto las actividades de índole militar, y es aquí donde se revelan por primera vez sus cualidades de un gran Comandante, cualidades que permitieron en su época ser el factor decisivo en la lucha antisubversiva; así, sus condiciones de conductor de hombres, líder activo y el continuo empleo de su gran iniciativa permite dar al traste con los planes de los bandoleros, quienes veían en él, su mayor obstáculo para el desarrollo de sus actividades.
Era un Comandante infatigable, realizaba todas las actividades anteriormente descritas, al mismo tiempo que entrenaba a sus tropas en la lucha antiguerrillera, haciendo hincapié en la obtención de informaciones, a través del conocimiento de las personas, cosa que obtenía mediante el trato diario, tal y como comentaban sus subalternos, que con solo conversar con una persona sabía inmediatamente si mentía o no, y difícilmente se equivocaba.
Descubrió numerosos campamentos en la zona de VILLANUEVA, OJO DE AGUA, GUARICO, ANZOATEGUI en el ESTADO LARA, obligando a los bandoleros a bajar a los poblados en busca del apoyo y de los alimentos, tarea ésta en extremo dificultosa ya que tenían que hacerlo de noche, y ahí, a cualquier hora y en todo lugar estaba el famoso Teniente, al que llamaban “Veneno”, esperándolos, pues no tenía descanso en su lucha contra la subversión y tal como lo cuentan sus compañeros, dormía con su tropa, uniformados y armados, y no le importaba durante la noche levantarse con su famosa “Escuadra de Servicios Especiales” para proceder a montar alguna alcabala, realizaba reconocimientos y se aprovechaba del censo de población para controlar en todo momento si faltaba algún miembro de una familia y procedía a trasladarse al lugar donde le informaban que se encontraba.
Era un hombre con una gran memoria “visual”, lo que le facilitaba grandemente el control de la población ya que de improviso se presentaba en cualquier vivienda, por muy lejos que quedara, y sin necesidad de controlarlos daba cuenta de quien faltaba, esto le era sumamente útil para controlar el “Toque de Queda” que implantó en la región bajo su responsabilidad, toque que duraba desde las 7 pm. hasta las 5 am., tiempo durante el cual todos los habitantes deberían permanecer en el interior de sus viviendas y así estar presentes, cuando a lo largo de la noche se les presentaba la comisión, que en forma selectiva revisaba la presencia de todos los censados en algunas de las casas seleccionadas, si faltaba cualquier persona debería justificar su ausencia, sin lugar a dudas, o de lo contrario sería considerado presunto colaborador de los bandoleros.
Este censo, unido al Toque de Queda y a la supervisión continua, inmovilizó a los colaboradores y corretajes de los bandoleros, así como a sus enlaces, haciéndole casi imposible las actividades bélicas a las bandas armadas.
Por otro lado, este mecanismo redujo también la movilidad de los grupos armados obligándoles a tomar mayores precauciones para moverse de noche o de día o definitivamente para abandonar la zona.
Desconfiado por naturaleza, aún cuando veía que su plan marchaba bien, pero se daba cuenta de que no le eran leales algunos de los campesinos, aunado a esto por la sospecha de que algún día se retiraría con sus tropas y los bandoleros llegarían a tomar represalias contra la población, por tal motivo estaba permanentemente alertado y fue así como descubrió el doble juego que algunos campesinos le hacían.
Veamos en pasaje que sigue como actuaba ante las traiciones que recibía de parte de los que tantos había ayudado: en una oportunidad que regresaba de una comisión fue emboscado sin que resultara herido ninguno de sus hombres. Horas después realizando una partida de dominó con algunos campesinos y “compadres”, su pareja le comentó sobre “una emboscada a los soldados” de inmediato reaccionó y al preguntarle que quién se lo había dicho, este “amigo” se asustó y viéndose descubierto trató de sacar un arma que llevaba pero “Veneno” que siempre tenía su arma a la mano disparó por debajo de la mesa dando muerte al colaborador de los bandoleros y a dos cómplices mas que trataron de reaccionar contra él, allí terminó la partida de dominó.
Es de hacer notar que uno de los pocos Oficiales que utilizaban el equipo de dactilografía y realizaba las pruebas de la parafina en sus investigaciones era este Sub-Teniente, por lo tanto inmediatamente que dió muerte a estos tres bandoleros les realizó la prueba con resultados positivos, lo que indicaba que habían participado directamente en la reciente emboscada.
A partir de este momento y bajo la presión de la idea que al retirarse el ejército, los bandoleros bajarían a los pueblos y tomarían represalias contra ellos, los campesinos poco a poco cambiaron de actitud y demostraron sus verdaderas inclinaciones, vigentes aún para el año 1980, cuando hicimos esta investigación en el mismo sitio de los acontecimientos, e igualmente cambió la actitud del “Teniente Veneno”, hacia el poblado.
El control de personal aumentó, igualmente las alcabalas móviles y como cuentan algunos bandoleros capturados: donde menos uno se lo esperaba aparecía el teniente y montaba una alcabala y cualquier motivo que alegara debía ser probado de inmediato.
Igualmente sucedía con la identificación personal, aquel que no la tuviera se exponía a escuchar de ese oficial una frase que daba escalofrío: “le cuento cinco y se aparece con su cédula”.
Aumentó también el patrullaje, las velas, las emboscadas y el control de los habitantes, llegando en una época a estar casi pacificada esa zona, los campesinos complicados con los bandoleros emigraron a otras tierras con la firme intención de no participar mas en estas actividades subversivas.
Sus soldados cuentan de él, que en todo momento estaba pendiente de la alimentación, vestuario, equipo y en general de todo aquello que redundara en el bienestar de la tropa.
Era también sumamente exigente con ellos, sobre todo en lo relacionado con los asuntos del servicio y es aquí donde hablaremos de nuevo sobre la famosa “Escuadra de Servicios Especiales”, seleccionada entre sus mejores hombres; tenían que estar listos las 24 horas del día, él dormía junto a ellos, y a una señal suya cada hombre cumplía su misión asignada, entre las cuales estaban las de conseguir transporte a cualquier hora y en cualquier lugar, ya que ellos no disponían de vehículos; estos hombres llegaban a la casa de algún ciudadano poseedor de un camión o vehículo y simplemente les decían “llévennos a tal parte” y de inmediato se ponía a sus ordenes sin hacer preguntas.
La comida era mejorada constantemente y normalmente cambiaba los alimentos sin mucho poder de nutrición, por aquellos que se producían en la zona y que tenían mas calorías y mejores beneficios para sus hombres que estaban en constante actividad.
El apoyo de la superioridad era escaso debido a la poca experiencia en guerras altamente móviles, pero al Pelotón de “Veneno” nunca le faltó nada, ya que su iniciativa lo hacia capaz de solucionar casi todos los problemas que se le iban presentando.
No hacia uso de los permisos operacionales, no así para su tropa, ya que su convencimiento de que era necesario en esa región, permanentemente lo hacía llegar al sacrificio personal más allá del deber.
Posteriormente, (se calcula que pasó en esa región unos 36 meses), fue trasladado a otras zonas de operaciones en las cuales dio un rendimiento igual de efectivo que en la de Villanueva, nunca dejó de ser un hombre preocupado por la situación subversiva del país y siempre dispuesto y hasta voluntario para ir a los sitios mas difíciles y peligrosos donde el Comando le exigía su presencia.
Con los años se convirtió en un perseguido de los ex-integrantes de las bandas armadas que con tenacidad persiguió y combatió, varios fueron los atentados de donde salió airoso, pues estos no le perdonaron nunca su actitud y su decisión para contrarrestar su acción.
Triste fue el final de este hombre que vivió su corta vida tan cerca del peligro y que tanto contribuyó para destruir las bandas armadas y a demostrar que el militar venezolano sea cual sea su grado o jerarquía es como dicen nuestros llaneros “del tamaño del problema que se le presente”, triste fue, como decíamos anteriormente ya que al regresar de un Acto Oficial, junto con su esposa, en el interior de la República, un lamentable accidente de tránsito ocasionó a ambos una trágica muerte.

1 comentario:

LOS CINCO DE LINEA dijo...

Amigo Raftor, envienos su direccion de e-mail y le contestaremos con mucho gusto.
Atte. Lod Cinco de Linea