domingo, 29 de noviembre de 2009

CAPITULO V 6. Consecuencias de las emboscadas

6. Consecuencias Políticas de las emboscadas.
Estos son los factores que han forjado los métodos de conducción de la guerrilla en el plano técnico de la acción bélica, y para la ejecución de las emboscadas: Lo exiguo de las fuerzas guerrilleras, esparcidas en regiones distintas y separadas entre sí; la falta de un sólido punto de apoyo en áreas firmemente controladas; la organización fragmentada de las unidades, también desde el punto de vista táctico; la insuficiencia de los abastecimientos; la limitación del armamento; las incertidumbres acerca de los fines políticos de la lucha; la confusión en los órganos de mando y en general en todas las estructuras de la organización; y la escasa experiencia militar;
La emboscada le permite a la guerrilla ser constantemente agresiva y evitar los riesgos de derrotas en combates frontales, o campales con fuerzas regulares. Sobre la base de este principio, general y genérico, las operaciones guerrilleras venezolanas se han manifestado en varias formas: ataques rápidos a puestos de policía o del Ejército con una técnica que se confunde con las iniciativas de la guerrilla urbana; continuo desplazamiento en el interior de las distintas zonas guerrilleras para dar la impresión de una inexistente fuerza numérica y para obligar al adversario a desplegar un esfuerzo más ingente; emboscadas contra patrullas de las FUERZAS ARMADAS que se encuentren aisladas; ocupación relámpago de Aldeas.
La escasez de los efectivos y del armamento, la naturaleza del terreno y, en el fondo, la superficialidad del fenómeno guerrillero, no permiten iniciativas de amplitud táctica y compelen a pequeñas acciones mediante la dispersión de fuerzas favorecidas por la movilidad en líneas internas. Sin embargo, esta movilidad o esta flexibilidad no reflejan concepciones estratégicas, como en Mao, sino solamente la adecuación a las circunstancias aceptando la imposibilidad ¿o incapacidad? de plantear y realizar operaciones de mayor envergadura. De este modo el episodio aislado o la acción esporádica constituyen las únicas ambiciones operativas y estratégicas de la guerrilla.
La emboscada refleja fielmente esta perspectiva limitada, y es apta para las finalidades propagandísticas, más que las militares, de los guerrilleros en Venezuela. En efecto, la emboscada alimenta la sensación de un activismo peligroso, de la amplitud del fenómeno guerrillero y de la fuerza de sus efectivos; difunde una sensación de inseguridad; puede ser efectuada sin entrenamiento especial por elementos “ciudadanos”, vivificando el nexo entre guerrilla urbana y guerrilla rural; obliga a las fuerzas regulares a acciones de rastrillaje y represalias, de resultados inciertos y capaces de provocar resentimientos en los habitantes de la zona; finalmente, produce efectos llamativos, también por sus repercusiones en la prensa, con el empleo de pocos hombres y medios. El instrumento de la emboscada constituye por lo tanto la manifestación de la lucha más vistosa, y en cierto sentido la única. Muchas veces sangrienta y brutal, la emboscada puede tener efectos psicológicos, pero evidentemente logra muy pocos resultados, en el plano militar, de manera que en una “perspectiva de guerra larga” hasta puede ser considerada de dudosa oportunidad.

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